Educando si, pero no como nos educaron4 mins de lectura aprox.

Educando si, pero no como nos educaron<span class="wtr-time-wrap after-title"><span class="wtr-time-number">4</span> mins de lectura aprox.</span>

La educación moderna requiere de metodologías modernas, que abran la imaginación y despierten lo ssentidos dormidos.Cuando estuve revisando el vídeo «La Educación Prohibida» (http://youtu.be/-1Y9OqSJKCc), inmediatamente pensé en lo bien que reflejaba mi formación escolar. Profesores indicándome qué hacer y cómo, qué era adecuado para estudiar y que no, cómo debía hacerlo para ser un ciudadano modelo y, finalmente, la repetición de conceptos hasta el cansancio. Muchos años después, no logré ser un ciudadano modelo ni mucho menos, pero recuerdo muy bien que el cuadrado de la hipotenusa es la suma de los cuadrados de los dos catetos.

Ahora bien, si me preguntan, desde que salí del colegio hasta hoy, mas de 20 años después, jamás he tenido que sacar la hipotenusa de nada. Alguna vez tuve que hacer un rectángulo de arcilla, pero no es lo mismo. La pregunta es, como señala el artículo «The Bigger Question Behind ‘Is Algebra Necessary?«, ¿de qué me sirvió ese conocimiento?. Creo que el concepto en si no me sirvió de nada, pero al igual que el álgebra y otras ciencias consideradas «inútiles» pudo haberme sido de suma importancia si la metodología de aprendizaje no hubiese estado tan relacionada con la nemotecnia y las tazas de café.

Si hubiese comprendido lo que me hicieron memorizar, esas ciencias exactas hubiesen contribuido a formar en mi un pensamiento crítico impresionante. Hubiese sido capaz de abstraerme en el espacio y emprender viajes insospechados al borde del criticismo, la lógica y la razón. No sería el mejor matemático del mundo (ni el peor, debo decir) pero el análisis de esos conceptos podrían hacer influido en el desarrollo de diversas habilidades cognitivas que hoy en día no tengo tan desarrolladas.

Si me preguntan por la capital del Etiopía, les diré inmediatamente «Addis Abeba». Jamás he estado ahí y es poco probable que llegue estar en esa ciudad. Entonces, de seguro que ese tipo de conocimiento, diferente a las ciencias exactas, ese si que no me sirvió, ¿verdad?. Pues me equivoco nuevamente, pues si no supiera de historia y geografía no vería al mundo tan rica y fantásticamente como lo veo ahora. Imagínense una vida desperdiciada por no poder hablar de Gandhi sin sonrojarme. Por no poder hablar de Islandia y sus fiordos o de los árabes y su tremenda expansión por Europa. Nunca iré al Centro de la Tierra, pero ¿leer a Julio Verne fue acaso «inútil»?, por supuesto que no: ningún conocimiento es innecesario.

Vivimos en un mundo real, en el cual pensamos que los títulos, esos pedazos de cartón entintado que dan las universidades, son lo mas valioso de una persona. Las entrevistas de trabajo, lo primero que solicitan es tu CV, el cual es un listado de papeles acumulados durante una vida académica. Y es que un título no es reflejo de que se haya aprendido algo. La importancia de los títulos la da la sociedad, pero la importancia del conocimiento adquirido, lo damos nosotros mismos: no se trata de tener títulos, se trata de saber qué hacer con ellos.

Cuando terminé de ver la película sugerida líneas arriba, volví abruptamente a la realidad: nuestra sociedad no nos solicita que sepamos solamente lo que nos gusta. Ciertamente, la afirmación puede ir un poco más atrás: ¿quién nos dice lo que debe gustarnos? ¿qué curriculista será tan osado para decirme lo que necesito que me guste y lo que me guste pero no necesito?. La educación debe ser libre, pero no libertina. Debe de ser libre para explorar, analizar, indagar, aventurarse y explorar la naturaleza sin salir de casa o el aula. Pero me cuesta imaginar la sociedad del futuro que se educó solo en lo que quería educarse y a su propio ritmo, sin guías ni disciplina.

Podría abstraerme un momento y pensar que en esa sociedad habrían muchos heladeros y pocos dentistas. ¡A qué niño no le gustan los helados! y qué tantos niños piensan en ser odontólogos. Sería una sociedad con caries social, en la cual la única cura sea tan poco agradable… que nadie la quiso estudiar desde pequeño. Al menos, debo decir, esta crítica va para los montessorianos.

Es cierto que la sociedad la formamos nosotros. Es cierto que no puedo decir que un método educativo no sirve con solo compararlo con las necesidades de la sociedad actual pues, cualquier método educativo contemporáneo se utiliza para desarrollar conocimiento en las personas que conformarán la sociedad del futuro, la cual no tiene y nunca tendrá las necesidades del presente. Pero si yo pudiese regresar en el tiempo a mi época de escolar, con el conocimiento que tengo en el presente, sería el primero en indicarle al profesor que su método de enseñarme a Pitágoras no me sirvió en el tiempo del cual provengo.

Pero al igual que ellos en su tiempo y nosotros en el nuestro, debemos de confiar de que estamos haciendo lo correcto. Debemos confiar en que nos estamos capacitando bien. Debemos confiar en que algún día llegará a nuestras oficinas, proveniente del futuro cercano, un alumno que nos diga que nuestro método si le sirvió para ser un ciudadano modelo. Esa es la esperanza que tuvieron conmigo mis profesores y esa es la esperanza que tengo yo con mis alumnos.