La adicción a vivir solo, cómo detectarla a tiempo5 mins de lectura aprox.

La adicción a vivir solo, cómo detectarla a tiempo<span class="wtr-time-wrap after-title"><span class="wtr-time-number">5</span> mins de lectura aprox.</span>

Muchas veces las personas viven solas por tanto tiempo, que se vuelven adictos a su propia soledad, es decir, generan una «adicción a la soledad». Cuando esto ocurre, las personas pierden habilidades sociales importantes que perjudican su sano desenvolvimiento en nuestra sociedad, tales como la empatía, tolerancia, respeto a las diferencias y la noción de desarrollo colectivo, por solo mencionar algunas.

Desde hace un par de años, he venido notando este fenómeno social (adicción a la soledad) en personas que se independizaron del seno familiar desde edades muy tempranas y / o en aquellas que, luego de vivir con sus parejas por muchos años, se separan y quedan viviendo nuevamente en soledad. Algunas de estas últimas, cabe decir, simplemente no pueden vivir en este estado por mucho y suelen regresar al hogar de sus padres (como una especie de refugio familiar); mientras que otras se adaptan al nuevo estilo de vida y permanecen conviviendo con su propio Yo, escuchando solo sus propios pensamientos.

Aunque ser independiente y vivir solo, en general, no tiene algo de malo, adicción a la soledad podría conllevar a los problemas anteriormente mencionados y a una calidad de vida pobre, con carencias emocionales importantes y sin una expectativa social alta. Si a ello se le agrega que la causa de su soledad sea una ruptura emocional (pelea familiar, separación o divorcio, etc.), la persona queda sola con tristes recuerdos y puede desarrollar un patrón depresivo sin darse cuenta, que la lleve a tomar decisiones equivocadas.

¿Cómo saber cuándo una persona desarrolla esta llamada «adicción a la soledad»?. Aunque esta respuesta solo debe considerarse luego de un análisis sicológico apropiado, con base en mi observación y experiencia, puedo indicar las siguientes características o “síntomas” de esta adicción:

1. «Los que me quieran deben adaptarse a mi». Se desarrolla la percepción de que todas las personas que deseen ingresar a «mi vida» deben adaptarse a mis gustos, formas de hacer las cosas, horarios y demás. Naturalmente, todas las personas tenemos diversas costumbres, por lo que pedirle implícitamente a una persona que abandone las suyas y se «adapte a las mías», es un síntoma de desbalance emocional producido por vivir solo mucho tiempo (entre muchos otros factores sicológicos).

2. Un ego muy alto. Las personas que viven solas desarrollan un sentido de independencia que, en muchos casos, las vuelve egocéntricas. Llegar a acostumbrarse a vivir con sus propios medios y se acostumbran a ese estilo de vida, por lo que pueden considerar que no necesitan otras personas para sobrevivir en un entorno que consideran tiene controlado. Cuando las personas están acostumbradas en exceso a hacer lo que desean y los resultados de estas acciones les permiten vivir en soledad, comienzan a desarrollar un ego alto y pierden de perspectiva la importancia de las decisiones colectivas (de hecho, les cuesta mas volver a casarse o regresar con sus padres, pues no soportan la idea de no tener el pleno control de sus propias decisiones).

3. Intolerancia a los cambios. Los adictos a su soledad crean una burbuja en su propio hogar. Ya saben dónde están sus cosas, cómo se hacen las labores domésticas, que debe o no hacerse y cuándo (por ejemplo, lavar los trastes justo después de comer o todos juntos al final del día), saben cuándo lavar su ropa y tienen un orden específico para vivir en sus casas (aunque algunas veces, a nuestra vista, la casa se vea desordenada). Aunque ello en condiciones normales no sea algo de qué preocuparse, porque es parte de adaptarse al entorno, el síntoma de la adicción aparece cuando esta persona no está dispuesta a que otra (nueva pareja, padres) le “enseñe” cómo hacer las cosas mejor, cambie de lugar sus objetos, rompa la “rutina” de los quehaceres domésticos. Tampoco, como ya vimos, están dispuestas a hacer cambios drásticos en su vida para incluir a otras personas dentro de su entorno doméstico.

4. Pensamientos individualistas. «¿por qué soy yo quien me debo adaptar (… si estoy bien como estoy)?», «¿por qué debo cambiar mi rutina por ti?», «esta es la única forma de hacer las cosas», «no necesito que alguien me diga qué hacer en mi casa / vida», «¿acaso no merezco una persona con menos complicaciones?».

5. Conducta antisocial. Pocos de los casos que he podido observar conllevan a la violencia verbal (o física), pero muchos conllevan a una violencia emocional contra la persona que desea ayudar o formar parte d ella vida del adicto. Por otro lado, y más comúnmente, los adictos presentan personalidades individualistas, tienen muy pocos amigos o congenian con pocos compañeros del trabajo, no porque no sean personas agradables a primera vista, sino porque no permiten que cualquier persona ingrese a su círculo o burbuja (a veces como un mecanismo de protección).

Problemas que conlleva la adicción a la soledad

1. Pérdida en la capacidad para negociar. Las personas con esta adicción tienen poca o nula disposición a negociar con las cosas que «les ha costado mucho conseguir o hacer». Naturalmente, este problema no solo es circundante a su ambiente familiar, sino también en el ambiente laboral o, en general, en cualquier situación social que requiera de adaptarse a ideas que no sean 100 % las suyas.

2. «Velo» emocional. Muchos adictos a la soledad podrían encontrarse con sus parejas soñadas, con amigos excepcionales o con familiares que realmente desea ayudar, e inconscientemente bloquearlos sin darse la oportunidad de conocerlos. Esto lo he visto algunas veces y la última vez fue el año pasado con un amigo que lleva 5 años viviendo solo: conoció a una chica muy inteligente, guapa, profesional, estable (social y económicamente), íntegra, es decir, todo lo que él una vez me había contado que buscaba en su mujer ideal. No obstante, no lo vio en ese momento, comenzó a interrogarla con pensamientos individualistas y terminó perdiéndola de su vida.

3. Sesgo Social. La pérdida progresiva de la empatía hacia otras personas, producto de la convivencia extrema con uno mismo, puede ocasionar la ruptura de vínculos emocionales y marginación social. Después de todo, a pocas personas les gusta la idea de convivir o tener cercanía con personas que no respetan sus opiniones o que siempre tratan de hacer prevalecer la propia por encima de cualquier razonamiento.

 

Las personas con adicción a la soledad siguen siendo personas y, a veces, hay que excavar un poco en su interior para comprenderlas. Como todos los casos que conozco, es muy difícil que el adicto reconozca que se encuentra inmerso en su propia adicción, pero eso no significa que no pueda llegarla a reconocer con un poco de ayuda, especialmente en etapas iniciales de soledad. Aunque de vez en cuando es sano estar solo con nuestros propios pensamientos, interioridad tanto esta voz hará que perdamos esa capacidad de escuchar y comprender los pensamientos ajenos, convirtiéndonos en seres individualistas viviendo en una sociedad colectiva.